Una palabra, emoción. Emoción al cruzar la meta del Maratón de Berlin.

BMW Berlin Marathon 2018 no era mi primer maratón. Aunque no por ello, dejaba de ser especial, porque ha sido mi primer Abbott World Marathon Major. La experiencia increible. De hecho, después de la carrera muchas ganas de completar otro Major. El deseo se cumplirá pronto. En poco más de una semana, 7 de octubre, última prueba de la temporada: Chicago, Bank of America Chicago Marathon.
Desde que se llega a Berlin, uno percibe que se trata de uno de los grandes maratones del mundo. Se nota ya desde el aeropuerto que la ciudad va a tener más de 100.000 visitantes en el fin de semana.
La feria del corredor, que se celebra en un antiguo aeropuerto, llenisima de gente. Y eso que fuimos el viernes. No me quiero imaginar el sábado. Si tengo que ser crítico, demasiada gente, y demasiados puesto de venta y muy pocos puestos atractivos. De hecho me gusta mucho más la de Madrid, que además tiene conferencias, prueba de material, etc. Berlin es como un mercado gigante de ropa de running. 
La ciudad es un digno escenario para una prueba como esta. El fin de semana de lo más animado. La pulsera en la muñeca identifica a los que afrontaremos el gran reto.
Nervios en la salida. Mucha mucha gente. Muchos corredores. Hasta llegar al cajón de salida, hay un trecho. Recomendación. Ese problema logístico de ir al baño a ultima hora ... mejor dejar los primeros baños con colas interminables y ocupar alguno de los que está más cerca de los cajones, con colas más asumibles.
La salida, de las más emocionantes en las que he estado. Tanta gente, tantas manos arriba, la música a tope, la presentación de los grandes corredores, figuras del atletismo y los pelos de punta con Eliud Kipchoge. Se palpa en el ambiente que habrá récord del mundo.
Salida multitudinaria, aunque la gente no es un problema. La salida ocupa dos avenidas, así que es increíble que si estás en tu cajón, ni te das cuenta que estás corriendo con 44.000 corredores a la vez. Tengo que decir que no tuve ningún problema en toda la prueba. Pocos sitios estrechos y mucha recta y curvas de 90 grados así que ya empiezas a intuir porque es el circuito más rápido del mundo.
Mi estrategia de carrera. Poco ortodoxa. Empece a correr fuerte desde el primer momento. Viendo mis tiempo por km, iba muy fuerte. Pasaba los km y  no me penalizaba el ritmo alegre. De hecho, nunca he sentido corriendo una larga distancia que iba tan fluido y menos agónico que en Berlin. El tiempo fresco también acompañaba. Lo dicho, se mascaba el récord del mundo.
Puntos especiales, el km7. Desde el principio esperando ese km. ¿Por qué? Porque allí estaba mi media naranja. Apoyando al máximo, como siempre. Que fuerza da ver a tu gente. De allí, al km 15 todo fue bastante rápido, y desde allí al 21km muy fluido. Seguía con tiempos por km a los que yo particularmente no estoy acostumbrado. Entorno a 4:15 el km. En mi cabeza, llegar así hasta el km 30 y luego a sufrir.
Como el deporte no es matemática pura, en el km 30 empece a ver ritmos de 4:30 el km. Señal de que la distancia ya empezaba a hacer mella. Normal. Lo más que había corrido desde el Ironman era 26 km. Además, tras un verano de entreno, pero de poca "boca cerrada" llegaba con 77 kg. En el Ironman estaba en 74. Así que estrategia de corredor amateur o deportista que hace deporte para disfrutar. Nada de mirar el reloj desde ese momento hasta el final de la carrera. Objetivo, no agobiarse con los tiempos por km. Me conozco y se que iba a provocar ir a un mayor ritmo que te lleva a la agonía en el mejor de los casos y nunca se siba si pudiese ser peligroso ... A disfrutar. La carrera salvo lesión estaba casi hecha. El logro de llegar a ser "finisher" estaba al alcance de la mano. En el km 37, otra alegría. Vuelvo a ver a mi princesa. Esta vez de sorpresa, porque el km 7 lo sabía, el 37 no. Esa inyección de moral y empezar a acercarte a meta y recorrer los sitios emblemáticos de la ciudad, te da la fuerza que necesitas para terminar. 
En el km 40, empiezo a ver mensajes en el reloj de grupo de amigos y claro las risas son inmediatas. Entre risa y risa, llego a la puerta de Brandenburgo. Ya a tope de ilusión por cruzarla, y disfrutar la última recta hasta la línea de meta. Esa recta es mítica e inolvidable. Es emocionante. Ilusión por completar mi tercer maratón, después de los dos en Madrid. Ilusión por intuir mi mejor marca personal. 3h12m. Ilusión por completar el primer de los 6 majors. Ojala pueda cruzar la meta en los 6. Y mucha alegría por seguir disfrutando cada día de entrenar, compartir, mejorar, a veces motivar y siempre con  muchas risas de las mil y un anécdotas que surgen en el camino.
Escribiendo está crónica, se agolpan los recuerdos y la ilusión de ir a por el segundo major en 3 semanas y cerrar una temporada increíble. ¡Cómo nos estamos divirtiendo!
Y como no. Imposible no recordar que he podido disfrutar también de primera mano el récord del mundo en maratón, record histórico. Una inspiración para seguir disfrutando del deporte. Siempre podré decir que Eliud Kipchoge y yo hicimos nuestro "Personal Best" en el mismo maratón, jajajajaja, ...








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